
"14-SIGNIFICACION DE LA LOCURA EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
Si a pesar del formidable yugo de la moral de las costumbres, bajo el cual han vivido todas la sociedades humanas; si durante millares de años antes de nuestra era, y después en el curso de ella hasta los días actuales (y no se olvide que habitamos un mundo pequeño excepcional, y en cierto sentido, la peor de las zonas), las ideas nuevas divergentes y los instintos de oposición han renacido siempre, fue porque se hallaban bajo la égida de un salvoconducto terrible. Casi siempre ha sido la locura quien ha abierto camino a las nuevas ideas, quien ha roto el vallador de una costumbre o de una superstición venerada, ¿Comprendéis porque fue necesario el concurso de la locura? ¿Por qué fue necesario algo que fuese tan aterrador y tan indefinible, en la voz y en los gestos, como los caprichos demoniacos de la tempestad y del mar; algo que fuera a la vez digno de temor y de respeto; algo que llevase, cual las convulsiones y los espumarajos del epiléptico, el sello visible de una manifestación absolutamente involuntaria; algo que parece imprimir al enajenado el sello de una divinidad, de la que él parece ser la máscara y el portavoz; algo que inspirase hasta el mismo promovedor de la idea nueva, veneración y temor de sí mismo en vez de remordimientos y le impulsara a ser el profeta y el mártir de aquella idea? Aunque ahora se nos dice a cada paso que el genio tienen algo de locura, los hombres de antaño estaban mucho más inclinados a la idea de que en la locura hay un principio de genio y de sabiduría, algo divino, como se decía al oído. A veces se expresó esta idea bien claramente. "La locura ha derramado los mayores beneficios sobre la Grecia", decía Platón con toda la humanidad antigua. Avancemos un paso más, y veremos que todos los hombres superiores, impulsados a romper el yugo de una moral cuaquiera y a proclamar nuevas leyes, cuando no estaban verdaderamente locos, no tuvieron más remedio que tornarse tales o fingir la locura."
Federico Nietzsche "Aurora" 1886
Si a pesar del formidable yugo de la moral de las costumbres, bajo el cual han vivido todas la sociedades humanas; si durante millares de años antes de nuestra era, y después en el curso de ella hasta los días actuales (y no se olvide que habitamos un mundo pequeño excepcional, y en cierto sentido, la peor de las zonas), las ideas nuevas divergentes y los instintos de oposición han renacido siempre, fue porque se hallaban bajo la égida de un salvoconducto terrible. Casi siempre ha sido la locura quien ha abierto camino a las nuevas ideas, quien ha roto el vallador de una costumbre o de una superstición venerada, ¿Comprendéis porque fue necesario el concurso de la locura? ¿Por qué fue necesario algo que fuese tan aterrador y tan indefinible, en la voz y en los gestos, como los caprichos demoniacos de la tempestad y del mar; algo que fuera a la vez digno de temor y de respeto; algo que llevase, cual las convulsiones y los espumarajos del epiléptico, el sello visible de una manifestación absolutamente involuntaria; algo que parece imprimir al enajenado el sello de una divinidad, de la que él parece ser la máscara y el portavoz; algo que inspirase hasta el mismo promovedor de la idea nueva, veneración y temor de sí mismo en vez de remordimientos y le impulsara a ser el profeta y el mártir de aquella idea? Aunque ahora se nos dice a cada paso que el genio tienen algo de locura, los hombres de antaño estaban mucho más inclinados a la idea de que en la locura hay un principio de genio y de sabiduría, algo divino, como se decía al oído. A veces se expresó esta idea bien claramente. "La locura ha derramado los mayores beneficios sobre la Grecia", decía Platón con toda la humanidad antigua. Avancemos un paso más, y veremos que todos los hombres superiores, impulsados a romper el yugo de una moral cuaquiera y a proclamar nuevas leyes, cuando no estaban verdaderamente locos, no tuvieron más remedio que tornarse tales o fingir la locura."
Federico Nietzsche "Aurora" 1886